Que he aprendido hoy? What did I learn today?

Un empujón de Grandeza

“Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella” Montesquieu



Ya de vuelta de unas preciosas vacaciones que estuvieron a punto de no ser tales.

Todo estaba preparado para el gran viaje, nos íbamos toda la familia  a Canada. Volvíamos del pueblo de mi mujer para despedirnos de la familia y, como casi siempre, íbamos con la hora justa para llegar al aeropuerto de la ciudad de Sevilla. Pero bueno, no tiene que pasar nada. Nunca pasa nada.
Hasta que pasa

A media hora de llegar a la ciudad, el coche se para inexplicablemente en un semáforo, y no arranca.
Yo miré a mi mujer, y ella me devolvió la mirada con la cara de “no me lo puedo creer”. 



Ya no daba tiempo de llamar a la asistencia en carretera, no teníamos ni media hora.

Comenzamos a llamar a algunos familiares de forma desesperada por si alguien se podía acercar.

El coche parado en la carretera obstaculizaba a los que venían detrás. Todos adelantaban pitando y recriminando que me apartara a un lado.

El calor fuera era insoportable. Sevilla, en verano, Agosto, a las dos de la tarde. A punto de perder el vuelo, las vacaciones, el dinero, las esperanzas.

Pero un coche se paró a mi lado.

Era un hombre de unos cincuenta y pocos años, de aspecto agitanado, que claramente venía de uno de los campos de alrededor.

“Intenta arrancar el coche ahora”, me dijo mientras se bajaba del suyo.

Al escuchar el sonido, dijo con decisión “Este coche puede arrancar. Vamos a empujarlo”

Sin pensarlo dos veces nos pusimos a empujar el coche mientras mi mujer seguía sus instrucciones para intentar arrancarlo. Pero claramente necesitábamos más ayuda.

“Vamos a ver si alguien se para”, repetía una y otra vez el buen hombre

Pero nadie se paraba

Los coches que pasaban se apartaban y hacían caso omiso

“Dejémoslo”, le dije más de una vez. “Es demasiado pesado”

Pero el hombre insistía en que se podía



Con mucho trabajo lo llevamos a una de las carreteras laterales con una mayor pendiente

“Yo me montaré y trataré de arrancarlo, mientras vosotros empujáis. Haber si alguien se para y nos ayuda”. Repetía una y otra vez

Pero nadie se paraba

Mi mujer y yo empujábamos con firmeza con la esperanza de que aquel desconocido se saliera con la suya.

Y finalmente el coche arrancó.
Y finalmente alcanzamos el avión.

Y tomamos nuestras merecidas vacaciones
Gracias a aquel gran hombre.
No conocemos su nombre. No aceptó nuestro dinero. En cambio nos dio a todos una lección dificil de olvidar.

Él no sabía lo importante que era para nosotros arrancar ese coche, en ese momento.

Seguramente tendría mucha prisa. Como todos los que pasaron mientras nos miraban por el espejo retrovisor, y se contaban así mismos excusas para no parar: “voy demasiado tarde, es demasiado peligroso, hace mucho calor, ya lo están ayudando…”.

Pero aquel hombre se paró.

Yo no soy de las personas que se suelen parar. Quizás esto sea un mensaje para que no desprecie ninguna ocasión de hacerlo.

Cuantas veces te has parado tú?

La grandeza de las personas se forja en pequeños instantes cotidianos

Y nunca te olvides, “Disfruta cada minuto, de cada hora, de cada día, del resto de tu vida"




2 comentarios:

  1. Me alegro mucho de q pudierais coger el avión y q aún haya gente sea capaz de ayudar a un desconocido. Besos a los 4

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  2. Todos vosotros irradiáis positividad, así que no es de estrañar que alguien se pare a ayudaros. Como dice el dicho: "cada uno recoge lo que siembra" y todo lo que vosotros habéis sembrado es bueno. Felicidades por ser como sois.

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